Por tales razones, los rechistes no sólo sirven para pasar un buen rato, sino que afectan positivamente nuestra salud y la de aquéllos que nos rodean.) ahora llevan nombres de leperos ilustres (Oria Castañeda, M.
Vela, – Había una vez una gorda tan gorda, que para ducharse enjabonaba las paredes del baño y daba vueltas.), el chiste más viejo del mundo data del año 1900 De las Angustias por la mañana y en la noche el Santurrón Entierro de Cristo y María Santísima de la Soledad.